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En el vacío donde no existe el sonido ni el aire, ese contacto se convierte en un acto simbólico: una caricia entre dos conciencias que se buscan más allá de la materia.
Beso Lunar reflexiona sobre la fragilidad del encuentro humano en medio de la inmensidad del cosmos. La luna, testigo del silencio universal, se vuelve escenario de una conexión que no necesita palabras. Entre el aislamiento y la ternura, la obra explora la paradoja del amor en un espacio donde todo parece ajeno, recordando que incluso en la soledad del universo, el deseo de unión permanece intacto.

