La materia cerebral se convierte en criatura: un símbolo de la inteligencia que se arrastra, que evoluciona, que no necesita huesos para seguir explorando.

El Pensamiento Caminante reflexiona sobre la autonomía del intelecto y la distorsión de la forma humana. Es una metáfora del conocimiento que se niega a morir, que encuentra nuevas extremidades para sostenerse en el vacío. En esta criatura híbrida, lo racional y lo orgánico se entrelazan en un intento de sobrevivir más allá del cuerpo.