No teme la luz, la interroga.

Su silueta, recortada contra la claridad celestial, revela la paradoja de la visión: a veces es necesario cubrir los ojos para entender.

La escena se convierte en una metáfora de la búsqueda humana: mirar hacia lo divino, lo desconocido o lo infinito, sabiendo que la verdad, cuando se revela, también puede cegar.